A Megan le ha sido ofrecida la oportunidad de probar que es más que una cara bonita. Drew Mackenzie está empeñado en arruinar esa oportunidad, convirtiéndolo en su enemigo número uno. No podría estar más lejos de ser su tipo, pero algo acerca de él se mete bajo su piel y se queda ahí. ¿Es el irritante modo en que la mira como si pudiera besarla en cualquier momento, o es la arrogante risa que la fastidia? Una cosa es segura... es el último hombre del que esperó enamorarse alguna vez.
Drew ha pasado una vida evitando ser algo parecido al don juan de su padre. Demonios, es por eso que se mudó, para escapar del control de ese hombre. Pero Megan provoca un absorbente deseo dentro de él que es difícil de ignorar: el macho alfa en su interior quiere reclamarla, llevarla a su cama y liberar años de deseo sexual reprimido, pero si lo hace... su padre gana, en más de un manera.
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