jueves, 19 de diciembre de 2013
Adera Orfanelli - El día más largo
Dougaln se coló al jardín de regeneración unos minutos antes del mediodía, la sensación de deja vu lo golpeó fuerte y rápido. Entre los tubos de algas y plantas hidropónicas estaba su amante, Reynau, con su hermosa voz cantando en su lengua materna. Su cultura debía ser otra cosa, pues la respuesta a la pregunta de Dougaln sobre que hacer durante el día más largo se encontraba con la misma respuesta que había tenido hacía seis meses durante la noche más larga: ser feliz.
Dougaln sonrió. Después de una perfecta y larga carrera militar, seguramente él tenía algo, o mejor dicho alguien, para ser feliz. Doblando la esquina vio a Reynau sentado en el mismo lugar en el que había estado hacía seis meses, la cabeza inclinada sobre un pequeño instrumento de cuerda. Con el torso desnudo y descalzo, Reynau parecía algo sacado de un cuento. Su largo y oscuro pelo ocultaba su rostro, y sus manos con dedos largos jugueteaban sobre las cuerdas. La canción se detuvo y alzó la vista de su forma de tocar. ―Viniste…”
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